︎Crítica académica en el marco del Máster del MNCARS
Abril de 2019
Título exposición: Tarros de chutney
Fecha: 22 de Febrero de 2019 a 21 de abril de 2019.
Dirección: La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2, 28012 Madrid, España.
Artista: Bobby Baker
Comisaria: Clara Zarza
Abril de 2019
Título exposición: Tarros de chutney
Fecha: 22 de Febrero de 2019 a 21 de abril de 2019.
Dirección: La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2, 28012 Madrid, España.
Artista: Bobby Baker
Comisaria: Clara Zarza
Todas las (dolorosas) reivindicaciones de Bobby Baker
La Casa Encendida de la fundación Montemadrid acoge desde el 22 de febrero hasta el 21 de abril la primera exposición en España de una artista feminista, multidisciplinar y singular: Bobby Baker. Titulada Tarros de chutney, se trata de una muestra comprensiva y retrospectiva de la carrera de la artista inglesa, conocida en el extranjero por sus sarcásticas performances, y por un arte que trata la vida cotidiana, la del hogar, la del “adentro” que todos nosotros habitamos y que, lejos de ser insignificante y vulgar, se puede y debe reivindicar.
La muestra se extiende a lo largo de una gran sala que comienza con un par de pinturas de osos de peluche, que cuelgan de una pared forrada de un papel de rayas blancas y verdes. No es casual: esta pequeña escena invita ya al espectador a comenzar una inmersión en el universo doméstico e íntimo del hogar, en una casa corriente que no se abandonará en toda la muestra.
Su producción, que se encuadra fundamentalmente en unas décadas de los años setenta y ochenta marcadas por el pensamiento postestructuralista, abarca dibujo, perfomance, acuarelas y grabados. Dos series son singulares dentro de su producción de dibujos: la de Timed Drawings, dibujos cronometrados por esa artista tan intensamente pluriempleada como también madre, y ama de casa. Y posteriormente, mucho más emotivos y duros son sus Diary Drawings, una serie que se extendió durante más de once años, comenzando en 1997, cuando Baker ingresó en un centro de día como paciente psiquiátrica tras haber sufrido una fuerte crisis mental. En varias entrevistas ella misma lo aborda: la extenuación de sacar todo adelante puede acabar suponiendo mayores problemas, obstáculos que la mente agotada no es capaz de superar. Estos dibujos, usados como diario y quizá también como terapia, hablan de las relaciones con los otros pacientes, con los médicos, y consigo misma, de ese mundo interior a veces aterrado, a veces desesperadamente triste, o en ocasiones recorrido por algún ápice de luz y de claridad, de amistad, de amor.
Baker ha cocinado tartas gigantes representando a su familia a tamaño real, ha recorrido las calles de Londres en un camión gritándole a los transeúntes a través de un megáfono: “¡Calmaos! ¡Recobrad la compostura!”. Pero, sin duda, lo más hilarante de su obra fueron sus performances. Aclamada fue Drawing on a Mother’s Experience (1988), que años después retomaría como Drawing on a (Grand) Mother’s Experience. En ella, siempre ataviada con su uniforme de bata blanca, a imitación de Joseph Beauys como ella misma confiesa, desarrolla situaciones absurdas manipulando alimentos y hablando sobre cotidianidades u otros temas como los terrores de la maternidad. En cierta entrevista, Baker afirmaba que, como graduada de la prestigiosa Central Saint Martins, su objetivo nunca fue el de hacer humor o provocar la risa entre los espectadores de su trabajo. Sin embargo, cuenta también, con el tiempo aceptó esta reacción como algo positivo y natural que no debía intentar evitar.
Bobby ha ocupado, como lo hacemos todos, varios espacios sociales a lo largo de su vida, como son los de ser mujer, de clase media, británica, madre, artista, paciente psiquiátrica, y enferma de cáncer. Todo ello la ha llevado a lugares, estéticos, mentales, y artísticos que ahora quedan reflejados en esta muestra. En lo que se refiere a su feminidad, Baker ha reclamado siempre lo personal como político, ese terreno en el que se juegan las relaciones de poder. Ese reclamo pasa por la reivindicación del tradicional espacio de la mujer en el hogar, como gestora, como guardiana del orden y de la paz, garante de las finanzas domésticas y de tantos otros asuntos del interior de la casa, tan elementales para el buen desarrollo de la vida fuera de ella.
A este universo interior se aferró Baker, haciéndose cargo de todo él, a pesar de ser también artista. Y lo llevó a último término. Realizado expresamente para esta exposición, podemos disfrutar del llamativo mural que actúa de puntapié inicial para lanzar el Partido Doméstico Revolucionario del siglo XXI (Epic Domestic), nuevo y, por ahora, último proyecto de la artista y última obra del recorrido de la exposición.
El título de la exposición, Tarros de chutney, hace referencia a la pasión de la británica por hacer conservas caseras, su pasatiempo preferido cuando sus hijos todavía eran pequeños y se sentía desperdiciada, sin propósito vital al quedar relegada a ese espacio doméstico. Como trabajo similar por temática al de Baker, podemos mencionar la revista editada en nuestro país titulada No puedo, “que recupera el espacio doméstico como lugar para el no-hacer femenino y perfila la casa como espacio activista”, un giro también interesante a este arte que hace “desde dentro”.
Tarros de chutney es una exposición conmovedora, y de un enorme valor por su capacidad de llevar al espectador de vuelta a casa, a reflexionar sobre ella. Y no solo sobre la casa, sino sobre todos esos temas incómodos que habitan la vida corriente, como la maternidad, la dignificación de la profesión de ama de casa, el pluriempleo, el agotamiento de ser mujer (o de simplemente estar vivo en estas sociedades frenéticas), la agonía mental, la ayuda psiquiátrica y otras problemáticas tan humanas, quizá tan femeninas. Bobby Baker, sin quererlo, además de monstrárnoslo, nos ha enseñado a reírnos de todo ello.︎
La Casa Encendida de la fundación Montemadrid acoge desde el 22 de febrero hasta el 21 de abril la primera exposición en España de una artista feminista, multidisciplinar y singular: Bobby Baker. Titulada Tarros de chutney, se trata de una muestra comprensiva y retrospectiva de la carrera de la artista inglesa, conocida en el extranjero por sus sarcásticas performances, y por un arte que trata la vida cotidiana, la del hogar, la del “adentro” que todos nosotros habitamos y que, lejos de ser insignificante y vulgar, se puede y debe reivindicar.
La muestra se extiende a lo largo de una gran sala que comienza con un par de pinturas de osos de peluche, que cuelgan de una pared forrada de un papel de rayas blancas y verdes. No es casual: esta pequeña escena invita ya al espectador a comenzar una inmersión en el universo doméstico e íntimo del hogar, en una casa corriente que no se abandonará en toda la muestra.
La primera parte de la muestra, dedicada a su primera producción |
Su producción, que se encuadra fundamentalmente en unas décadas de los años setenta y ochenta marcadas por el pensamiento postestructuralista, abarca dibujo, perfomance, acuarelas y grabados. Dos series son singulares dentro de su producción de dibujos: la de Timed Drawings, dibujos cronometrados por esa artista tan intensamente pluriempleada como también madre, y ama de casa. Y posteriormente, mucho más emotivos y duros son sus Diary Drawings, una serie que se extendió durante más de once años, comenzando en 1997, cuando Baker ingresó en un centro de día como paciente psiquiátrica tras haber sufrido una fuerte crisis mental. En varias entrevistas ella misma lo aborda: la extenuación de sacar todo adelante puede acabar suponiendo mayores problemas, obstáculos que la mente agotada no es capaz de superar. Estos dibujos, usados como diario y quizá también como terapia, hablan de las relaciones con los otros pacientes, con los médicos, y consigo misma, de ese mundo interior a veces aterrado, a veces desesperadamente triste, o en ocasiones recorrido por algún ápice de luz y de claridad, de amistad, de amor.
Baker ha cocinado tartas gigantes representando a su familia a tamaño real, ha recorrido las calles de Londres en un camión gritándole a los transeúntes a través de un megáfono: “¡Calmaos! ¡Recobrad la compostura!”. Pero, sin duda, lo más hilarante de su obra fueron sus performances. Aclamada fue Drawing on a Mother’s Experience (1988), que años después retomaría como Drawing on a (Grand) Mother’s Experience. En ella, siempre ataviada con su uniforme de bata blanca, a imitación de Joseph Beauys como ella misma confiesa, desarrolla situaciones absurdas manipulando alimentos y hablando sobre cotidianidades u otros temas como los terrores de la maternidad. En cierta entrevista, Baker afirmaba que, como graduada de la prestigiosa Central Saint Martins, su objetivo nunca fue el de hacer humor o provocar la risa entre los espectadores de su trabajo. Sin embargo, cuenta también, con el tiempo aceptó esta reacción como algo positivo y natural que no debía intentar evitar.
Escena de su aclamada performance Drawing on a Mother's Experiencie |
Bobby ha ocupado, como lo hacemos todos, varios espacios sociales a lo largo de su vida, como son los de ser mujer, de clase media, británica, madre, artista, paciente psiquiátrica, y enferma de cáncer. Todo ello la ha llevado a lugares, estéticos, mentales, y artísticos que ahora quedan reflejados en esta muestra. En lo que se refiere a su feminidad, Baker ha reclamado siempre lo personal como político, ese terreno en el que se juegan las relaciones de poder. Ese reclamo pasa por la reivindicación del tradicional espacio de la mujer en el hogar, como gestora, como guardiana del orden y de la paz, garante de las finanzas domésticas y de tantos otros asuntos del interior de la casa, tan elementales para el buen desarrollo de la vida fuera de ella.
A este universo interior se aferró Baker, haciéndose cargo de todo él, a pesar de ser también artista. Y lo llevó a último término. Realizado expresamente para esta exposición, podemos disfrutar del llamativo mural que actúa de puntapié inicial para lanzar el Partido Doméstico Revolucionario del siglo XXI (Epic Domestic), nuevo y, por ahora, último proyecto de la artista y última obra del recorrido de la exposición.
Mural para el partido Epic Domestic |
El título de la exposición, Tarros de chutney, hace referencia a la pasión de la británica por hacer conservas caseras, su pasatiempo preferido cuando sus hijos todavía eran pequeños y se sentía desperdiciada, sin propósito vital al quedar relegada a ese espacio doméstico. Como trabajo similar por temática al de Baker, podemos mencionar la revista editada en nuestro país titulada No puedo, “que recupera el espacio doméstico como lugar para el no-hacer femenino y perfila la casa como espacio activista”, un giro también interesante a este arte que hace “desde dentro”.
Tarros de chutney es una exposición conmovedora, y de un enorme valor por su capacidad de llevar al espectador de vuelta a casa, a reflexionar sobre ella. Y no solo sobre la casa, sino sobre todos esos temas incómodos que habitan la vida corriente, como la maternidad, la dignificación de la profesión de ama de casa, el pluriempleo, el agotamiento de ser mujer (o de simplemente estar vivo en estas sociedades frenéticas), la agonía mental, la ayuda psiquiátrica y otras problemáticas tan humanas, quizá tan femeninas. Bobby Baker, sin quererlo, además de monstrárnoslo, nos ha enseñado a reírnos de todo ello.︎